Nacido en las inferiores azules, Horacio Rivas debutó profesionalmente en 1984 y posteriormente fue parte del plantel que descendió tras la temporada de 1988. Junto a Eduardo Fournier, “Care’ Pato” fue el jugador que más minutos disputó en la U en la campaña en Segunda, convirtiéndose en pieza clave para el rápido retorno a la división de honor. Hoy, en medio de la cuarentena, recapituló con cariño su era como zaguero y su nueva etapa como parte de la Corporación de exjugadores.

-¿Qué recuerdos tiene de sus primeros pasos en el Club?
“Yo llegué en 1976 con 12 años, por lo tanto, viví todo el proceso de adaptación y eso de impregnarse con el sentimiento de la U. Viví un proceso de adaptación muy importante que marcó mi carrera deportiva. La U me ayudó a seguir un camino, del cual soy un agradecido eterno porque en esa etapa me enseñaron a jugar y me educaron deportivamente. Eso queda impregnado en uno hasta el resto de sus días”.

– Su etapa como integrante del Primer Equipo se extendió de 1984 a 1992 así que vivió el triste descenso tras la temporada de 1988. ¿Cómo recuerda esa difícil etapa?
“Esos años no eran buenos en lo económico. Estábamos viviendo un proceso difícil. Así se terminó desatando la etapa más dura que vivió el Club institucionalmente. Fue ahí justamente cuando se produce el descenso. Fue inesperado para todos porque nosotros estábamos pensando que íbamos a pelear la liguilla de la Libertadores pero al final nos encontramos descendiendo por diferencia de un gol y con la igualdad de puntos con muchos equipos. Fue un campeonato muy peleado y llegamos a vivir una etapa muy dolorosa que sirvió también para que el Club tomara conciencia de lo que había que vivir”.

-¿Cómo fue sobrellevar en la interna ese momento tan complicado para el Club?
“Lo primero es que se tocó fondo. Creo que el golpe más fuerte fue perder la categoría y saber que teníamos que ser parte de una etapa difícil. Este proceso fue significativo a la hora de empezar a enmendar el camino. Yo me acuerdo que como plantel nos sentimos responsables de haber bajado y teníamos que hacernos responsable de hacer volver al equipo a Primera División, y así aconteció. Estábamos dispuestos a jugar por la U con las condiciones que se estimaran convenientes. Jugamos ese año con la necesidad y responsabilidad de volver a Primera, sobretodo por el apego que teníamos por el Club”.

Hay una foto muy característica en que aparece celebrando sobre la reja tras el triunfo sobre Magallanes en la temporada 1989. ¿Recuerda de ese momento?
“Magallanes era uno de los equipos que estaba peleando con nosotros la posibilidad del ascenso. Ese día jugamos en el Nacional, había una jornada doble y resulta que la U llenó 3/4 partes del estadio. Ganamos y supimos que ese era un paso gigantesco para saber que, restando dos fechas, solo nos faltaba un punto para ascender. Eso me llevó a celebrar con la hinchada. Fue como ir agradecer el sentimiento que tenía con la U. Tenía la responsabilidad de ir a entregarles lo mismo que los hinchas tenían hacia el Club. Esa foto a mí me enorgullece mucho porque marca algo importante”.

– Los hinchas jugaron un rol importante para lograr ese rápido retorno a Primera, ¿cierto?
Nosotros siempre supimos que nuestra hinchada era leal e incondicional. La U siempre fue un equipo especial en ese sentido porque el hincha siempre ha sido de lucha. Tras el descenso comenzó una etapa muy importante a nivel de hincha, porque como nunca bajar significó que la gente apareció más y querían demostrar su cariño al equipo. El sentimiento de la U no es prestado ni postizo, es un sentimiento especial. Hoy son una barra incondicional y la pasión los lleva a demostrar lo que sienten por el Club”.

– Celebró 13 goles con la camiseta de la U. ¿Cuáles son sus anotaciones más inolvidables?
“Hubo goles históricos, sobretodo en ese campeonato. Hay goles que sin ser bonitos significaron mucho para nosotros. Hay uno ante Lota Schwager en Coronel, donde íbamos perdiendo 2-1 y estábamos en los descuentos. Yo terminé haciendo el gol del empate. Eso fue un apego para fortalecernos como grupo en la parte anímica. Y el otro fue cuando perdiendo 1-0  marqué el gol de la igualdad ante Linares. Más que recalcar goles lindos quiero destacar los importantes para el Club por el momento que estábamos viviendo”.

Actualmente es parte de la Corporación de exjugadores. ¿Qué tan importante es contar con un espacio así en el Club?
“Lo de la Corporación es algo que nosotros lo tenemos cobijado y abrazado. Tenemos la satisfacción de que hicimos algo importantísimo. Esto era algo que se venía pensando hace mucho tiempo. Esta Corporación es una unión transversal de jugadores, donde te puedes encontrar con futbolistas recién retirados y otros del Ballet. Gran parte del Ballet está con nosotros y ese es el mayor orgullo porque se puede compartir con jugadores que eran ídolos para uno. Se convive con jugadores que no compartimos camarín y nos relacionamos como si fuésemos íntimos amigos de toda la vida.  Yo lo que pido es que esto se siga realizando, es una mina de oro que espero que siga creciendo. A nosotros nos gusta participar”.