0-1 en el marcador del Sao Januario. Por el trámite del partido, inesperado resultado, pero así es el fútbol. Dominamos y luchamos, pero no logramos llegar a la igualdad. Corre el minuto 78 minutos y un tiro libre nos devuelve la ilusión.

Sampaoli no deja de dar indicaciones desde la inédita banca detrás del arco norte. Corre Marcelo Díaz. Centro al corazón del área y aparece Osvaldo González. Salta Rocky y se impone con fuerza ante sus rivales, como lo hacía ese icónico personaje que le entregó un histórico apodo.

Osvaldo se suspende en el aire por algunos segundos, los suficientes para alcanzar a conectar el balón y desviarlo para decretar un merecido e histórico empate en Brasil.

Explota la galería visitante que nunca dejó de cantar. Rocky lo celebra con el alma. Su corazón azul sabe que no es un grito cualquiera. Sabe que este festejo dejaba en claro que la U podría llegar a lo más alto de toda Sudamérica.